Iglesia de San Pablo (Zaragoza)

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Conocida con “la tercera catedral de Zaragoza”, la iglesia de San Pablo solo está precedida por la Catedral de la Seo y, por supuesto, la basílica del Pilar. Se establece su origen en 1118, cuando Alfonso I el Batallador, rey de Aragón en aquel momento, reconquistó Zaragoza. Por entonces solo era una ermita situada a las afueras de la ciudad.

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Pero con el paso del tiempo la iglesia parroquial de San Pablo Apóstol ha adquirido una gran importancia dentro del acervo cultural, patrimonial e histórico de la capital aragonesa. Su imagen y fisonomía actual responde a lo construido entre los siglos XIII y XV, y las ampliaciones llevadas a cabo entre el XVI y el XVIII.

Como no podía ser de otra manera, la iglesia de San Pablo es de estilo mudéjar. El arte por antonomasia de Aragón. Tanto su torre como el conjunto arquitectónico fueron considerados patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2001. De ser una pequeña ermita, esta parroquia se ha convertido en parte vital del arte zaragozano, además de corazón de un barrio mítico e histórico de la ciudad maña: el barrio de San Pablo.

Características técnicas de la iglesia de San Pablo

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En el año 1259 la ermita pasó a ser parroquia. La amplia iglesia es de nave única y se construyó en estilo gótico mudéjar. Su ábside es poligonal con cinco lados. En el lado opuesto al ábside se erigen dos contrafuertes cilíndricos que circunvalan a la torre aunque no se encuentran ceñidos a ella.

En el siglo XV la iglesia se había quedado pequeña para ciertas celebraciones, por lo que se sumaron dos nuevas naves, de orientación norte y sur. No terminaron ahí las reformas, la fisonomía y la imagen que hoy presenta la iglesia de San Pablo la adquiere definitivamente hace muy pocos años, en 1979.

La torre de la iglesia de San Pablo

Con 66 metros de altura es paisaje habitual de los cielos zaragozanos. En el siglo XIII, coincidiendo con el paso del cenobio de ermita a parroquia, se comenzó a construir. Responde a la figura de un alminar almohade de planta octogonal. La decoración con ladrillos, puramente mudéjar, es sobria y elegante al máximo. Los arcos de medio punto existentes sobre las campanas datan de los siglos XVI y XVII.

La iglesia de San Pablo es parte de la historia de Zaragoza. Uno de esos lugares que, quizá, no se apunten en el listado de lugares que hay que ver, sí o sí, cuando se visita Zaragoza. Sin embargo, aunque sea después de la Seo y del Pilar, esta preciosa parroquia bien merece una visita.

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