La ciudad de Teruel atesora un rico patrimonio artístico mudéjar, reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1986, y que incluye monumentos mudéjares tan importantes como la iglesia de Santa María de Mediavilla y las torres de El Salvador, San Martín y San Pedro, con la iglesia homónima también de arte mudéjar.
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El mudéjar más típicamente aragonés se edificó por primera vez en Teruel con las torres campanario de San Pedro y de la Catedral de Santa María, del siglo XIII y similares en tamaño y decoración, con estructura cristiana en torre única y estancias superpuestas. Decoración sobria y elegante, protagonizada por frisos de baquetones paralelos y verticales de cerámica verde. En ambos hay un pasadizo con arco ojival en su base.
La catedral de Santa María es, quizá, la construcción más emblemática del mudéjar aragonés, pues en ella podemos encontrar casi todos sus elementos característicos. Su torre es de las primeras construcciones mudéjares en la comunidad autónoma, y la más antigua de Teruel. El cimborrio fue edificado en el renacimiento y en Aragón existen sólo dos más de las mismas características: la Seo de Zaragoza y la Catedral de Tarazona.
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Posteriormente, sobre el siglo XIV, llega una etapa posterior del mudéjar en Teruel con los campanarios grandes de las iglesias de San Martín y San Salvador, ya desprovistos de reminiscencias románicas y con mayor presencia musulmana con arquerías ciegas entrelazadas, ajimeces, decoración a base de cerámica de color verde, etc.
Dos aspectos principales diferencian al mudéjar de Teruel con el resto de España: la abundancia y diversidad de cerámica vidriada en la arquitectura (en el aragonés lo vemos, pero en menor medida), y la apertura a estructuras y ornamentos de tradición almohade debido a su ubicación geográfica.
A mí particularmente el mudéjar de Teruel me parece una visita obligada por su belleza y esplendor, una ciudad mágica que nos llevará hasta otra época sólo con pasearla…
