Catedral de Tarazona, características e historia

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Al noroeste de Zaragoza se encuentra Tarazona, la capital de la Comarca de Tarazona y el Moncayo. Una preciosa localidad cuya estratégica posición geográfica la convirtió, durante siglos, en un emplazamiento clave. Frontera entre los reinos de Aragón, Castilla y Navarra; además de pasarela entre la meseta castellana y el valle del Ebro, esta urbe de aproximadamente 11.000 habitantes es parte de la historia de Aragón y de España. Mucho se puede destacar de su patrimonio histórico, cultural y arquitectónico. Dentro de este último, sin duda hay que llamar la atención sobre la Catedral de Tarazona.

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La Catedral de Santa María de la Huerta de Tarazona, merece para muchos el sobrenombre de la Capilla Sixtina del Renacimiento Español. Solo escuchar esta denominación ya indica el nivel artístico que alcanza esta construcción. Fue declarada bien de interés cultural en 2002 y resalta, entre otras cosas, por la bella mezcla de estilos que ostenta: gótico francés, mudéjar y destacables aspectos renacentistas.

Historia de la Catedral de Tarazona

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El inicio de la construcción de la Catedral de Tarazona data del siglo XII. En un primer momento se contempló como una construcción puramente gótica, sin embargo, la larga lista de restauraciones que se han llevado a cabo con posterioridad han dado como fruto un espectacular templo. Es precisamente esa mezcolanza arquitectónica uno de los puntos más destacados.

Por momentos la Catedral de Tarazona puede recordar a otras dos construcciones de indudable belleza como son las catedrales de Burgos y Toledo. A pesar de los muchos cambios que ha sufrido a lo largo de los siglos, su primera vista sigue trasladándonos de manera directa al estilo gótico que representó en sus inicios.

No pierde la Catedral de Tarazona su esbelta figura vertical, su grandiosidad. Característica original del cenobio. También destaca de ella la tremenda iluminación, merced a los ventanales restaurados en el siglo XVI.

La intervención mudéjar se produjo entre los siglos XV y XVI afectando, sobre todo, a la galería, el tejado, campanario, cimborrio y claustro. La sucesión de arcos de medio punto con decoración en ladrillo son, quizás, la muestra más fehaciente del trabajo de los artistas mudéjares.

Durante el siglo XX la Catedral de Tarazona ha vivido un cambio de cara, a través de los distintos planes directores de restauración que se llevaron a cabo al amparo del Gobierno de Aragón y los ministerios de Cultura y Fomento.

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