Iglesia de Santa María Magdalena

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En pleno barrio zaragozano de La Madalena (como gustan denominar los que en el residen) se erige la preciosa iglesia de Santa María Magdalena. Estandarte y santo y seña de un barrio con solera. Distrito que cada día lucha por quitarse de encima ese halo de marginalidad que todavía para muchos conserva, y convertirse en lo que es: un maravilloso lugar para pasear, conocer y, por qué no decirlo, tomar unas cañas.

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Voy a centrarme, que me voy. No puedo ocultar el especial cariño que tengo por este barrio de la capital aragonesa. Pero lo que nos compete es su iglesia. Esta se encuentra en la plaza de La Magdalena, centro neurálgico de la zona. Entre bares, bancos (de sentarse) y estrechas calles se levanta este monumento de estilo mudéjar (como no podía ser de otra manera), considerado Bien de Interés Cultural (BIC) y que forma parte del patrimonio cultural aragonés.

Características de la iglesia de Santa María Magdalena

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En el siglo XIV se erigió este cenobio en el espacio antes ocupado por un templo de estilo románico. Es una construcción de nave única, que cuenta con capillas entre los contrafuertes. Su puerta, que ahora mira a la plaza, no siempre estuvo ahí; comenzó a ocupar este lugar en las reformas a las que la iglesia fue sometida entre los siglos XVII y XVIII.

Aunque todo el conjunto es de una gran belleza, destacan por encima del resto el ábside y la torre. El primero está decorado con arcos mixtilíneos y tiene ventanas apuntadas.

La torre forma parte de la imagen de las alturas de Zaragoza. Como una guía se levanta siguiendo el modelo de otras preciosas construcciones, también del Mudéjar aragonés, como las torres turolenses de San Martín y el Salvador. Absolutamente mudéjar por sus adornos, la excepción en este caso viene dada por las abundantes piezas de cerámica vidriada.

El retablo mayor es lo más destacado del interior. Un bonito conjunto escultórico que se halla acompañado de diversas imágenes obra de José Ramírez de Arellano. En las capillas interiores se conserva hecho trozos un retablo de Damián Forment que antaño embelleció el cenobio.

La iglesia de Santa María Magdalena tiene menos fama de la que amerita. Conocida por los maños, no suele aparecer tan destacada como se merece en las guías turísticas. Si viajan a Zaragoza no dejen de visitarla. Y, de paso, aprovechen para pasear por el barrio de La Madalena.

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